En un esfuerzo por abordar los crecientes impactos ambientales de la inteligencia artificial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha sugerido implementar un impuesto sobre las emisiones de CO2 producidas por los servidores de IA. Los centros de datos que alimentan las últimas herramientas de IA han sido criticados en los últimos dos años por su alto consumo de energía y dependencia de recursos naturales, como el agua para la refrigeración.
Esta recomendación forma parte de una nota de discusión más amplia titulada “Ampliando los Beneficios de la IA Generativa: El Papel de las Políticas Fiscales”, publicada por el FMI.
¿Deberían gravarse las emisiones causadas por la IA?
El tema principal de la nota de discusión fue explorar cómo las políticas fiscales podrían usarse para asegurar que la inteligencia artificial sirva adecuadamente a la humanidad mientras se mitigan los impactos negativos en el mercado laboral. Desde la revolución industrial, la automatización ha desplazado trabajos de baja y media cualificación, pero con la IA amenazando incluso los empleos más cualificados, el FMI se ha propuesto minimizar los impactos negativos asociados con esta tecnología emergente.
Para contrarrestar estos desafíos, el FMI aboga por un enfoque multifacético que incluye la revisión de políticas fiscales, el fortalecimiento de los sistemas de protección social y la reforma de las políticas laborales y educativas. Una medida financiera clave sería un sistema de impuestos sobre las emisiones asociadas con las tecnologías avanzadas de IA: “Dado el gran consumo de energía de los servidores de IA, gravar las emisiones de carbono asociadas es una buena manera de reflejar los costos ambientales externos en el precio de la tecnología”.
Sin embargo, el FMI también señaló que un impuesto a la IA generativa para prevenir el desplazamiento excesivo de trabajos sería difícil de diseñar y podría incluso obstaculizar el crecimiento de la productividad.
En última instancia, el Fondo Monetario Internacional reconoció la incertidumbre en torno al futuro de la IA y sus impactos tanto en el medio ambiente como en el mercado laboral. Sin embargo, las discusiones continúan en sus primeras etapas y aún no está claro cómo las economías, empresas y trabajadores del mundo pueden equilibrar un número creciente de consideraciones.