El entusiasmo por el Humane AI Pin ha disminuido. La empresa detrás de este dispositivo de inteligencia artificial, que costaba 700 dólares, ha vendido sus activos a HP por 116 millones de dólares, y algunos de sus empleados se han unido a HP. Aunque es una suma considerable, no es un gran éxito para Humane, ya que la startup había recaudado más de 230 millones de dólares. La decisión de HP de descontinuar el AI Pin marca el fin de una era para Humane.
Este giro de los acontecimientos tiene implicaciones importantes para otro dispositivo de inteligencia artificial, el Rabbit R1. Este pequeño gadget podría enfrentar un destino similar al de Humane si no toma precauciones. Existen varias razones que podrían explicar el fracaso de Humane, y tengo algunas teorías al respecto.
Una de las principales razones podría ser la falta de características deseadas por los usuarios. Aunque había ideas interesantes, como la interacción sin pantalla con la IA y un proyector láser que lucía bien en los videos de demostración, las reseñas destacaron problemas como un procesamiento lento de la IA, hardware poco confiable y la percepción de que la suscripción mensual de 24 dólares era excesiva, especialmente sumada al precio de compra de 700 dólares. A medida que aplicaciones de IA como ChatGPT mejoraron, muchos usuarios optaron por usar sus teléfonos inteligentes en lugar del Humane AI Pin.
Rabbit debería aprender de esto. Actualmente, el R1 enfrenta problemas similares: falta de características esenciales, fallos en el rendimiento y una creciente sensación de que es un accesorio innecesario. Lanzar un prototipo demasiado rápido cuando el hardware aún es inestable es un problema, especialmente si el hardware es el principal atractivo. La ausencia de ciertas funciones, como soporte para mensajería y redes sociales, plantea las mismas dudas sobre su valor que enfrentó Humane.
Sin embargo, creo que el R1 puede sobrevivir si Rabbit toma las decisiones correctas. Esto incluye actualizar el motor de IA Large Action Model (LAM) del R1. El LAM se supone que es el ingrediente mágico que hace que el R1 sea superior a Siri o Alexa, pero incluso ser igual no será suficiente para destacarse. Necesita ser instantáneo y preciso al reservar un viaje, responder preguntas o resumir correos electrónicos. Rabbit debería invertir todos sus recursos en mejorar el LAM, incluso si eso significa buscar ayuda externa y asociarse con OpenAI o Anthropic.
Además, Rabbit necesita establecer acuerdos para trabajar con WhatsApp, Slack y los servicios de mensajería de Android e iOS, al menos. Sería aún mejor que se enfocaran en la mensajería por voz y resúmenes impulsados por IA, asegurándose de que funcionen al menos tan bien como la inteligencia de Apple.
En última instancia, Rabbit necesita definir su posicionamiento. En este momento, no está claro para quién es el R1. ¿Es una herramienta de productividad? ¿Un asistente digital para profesionales ocupados? ¿Un juguete para entusiastas de la tecnología? En lugar de intentar ser todo para todos, deberían concentrarse en un público específico y comprometerse por completo. Si posicionan el R1 como un secretario personal de IA ultraeficiente, capaz de manejar notas de voz a texto, resumir reuniones y gestionar calendarios de manera más fluida que cualquier asistente de smartphone, podrían encontrar un nicho real.
Y no debemos olvidar a los desarrolladores. Rabbit debería atraer agresivamente a desarrolladores externos, proporcionándoles las herramientas para crear nuevas integraciones y aplicaciones para el R1. Un ecosistema sólido de desarrolladores podría transformar al R1 de una novedad en una plataforma.
El Rabbit R1 aún no está condenado, pero se encuentra en una encrucijada. Riesga convertirse en otro Humane AI Pin, un intento ambicioso pero olvidable de hardware de IA. Pero si Rabbit toma acciones decisivas, podría sorprendernos con algo realmente innovador.