Las discusiones sobre qué es y qué no es “código abierto” a menudo se resuelven refiriéndose a la Open Source Initiative (OSI). Si un software está disponible bajo una licencia aprobada como “código abierto” por la definición formal de la OSI, entonces se considera código abierto. Sin embargo, la situación se complica cuando se examinan las definiciones legales en comparación con el “espíritu” de lo que realmente significa el código abierto. Hay matices importantes en el debate entre software de código abierto y propietario: ¿ha limitado una “empresa de código abierto” su proyecto al ocultar características clave detrás de un muro de pago comercial? ¿Cuánta transparencia hay en el desarrollo del proyecto? ¿Y cuánto aporte directo tiene realmente la “comunidad” en un proyecto determinado? Para muchos, el código abierto no solo se trata de la capacidad legal para usar y modificar el código; la cultura, la transparencia y la gobernanza son fundamentales.
Todos conocen la versión de Android que ofrece Google en smartphones y tabletas, llena de aplicaciones y servicios. El proyecto subyacente, Android Open Source Project (AOSP), lanzado bajo una licencia permisiva Apache 2.0, está disponible para que cualquiera lo acceda, lo “forkee” y lo modifique para sus propios proyectos de hardware. Android, casi por cualquier definición, es uno de los ejemplos más claros de código abierto. Google ha utilizado este hecho para defenderse de críticas sobre competencia desleal, señalando que Amazon ha reutilizado Android para sus dispositivos Fire. Sin embargo, esto ignora los “acuerdos anti-fragmentación” que Google firmó con fabricantes de hardware, que les impiden usar versiones modificadas de Android. A diferencia de Kubernetes, que está bajo una fundación independiente con una variedad de contribuyentes, Android está bajo el control directo de Google, sin mucha transparencia sobre su hoja de ruta o la participación de la comunidad.
Luis Villa, cofundador y abogado general de Tidelift, comentó en una discusión en el State of Open Con25 en Londres que “Android, en un sentido de licencia, es quizás el ‘código abierto’ más bien documentado que existe”. Sin embargo, también advirtió que obtener parches o saber cuándo será la próxima versión puede ser complicado. Esto toca el núcleo del debate: el código abierto puede ser una ilusión. La falta de independencia real puede significar una falta de poder para quienes desean involucrarse adecuadamente en un proyecto, lo que también plantea preguntas sobre la viabilidad a largo plazo de un proyecto, como lo evidencian las numerosas empresas de código abierto que han cambiado sus licencias para proteger sus intereses comerciales.
Peter Zaitsev, fundador de la empresa de servicios de bases de datos de código abierto Percona, destacó que la gobernanza es muy importante, ya que si un proyecto es de una sola corporación, puede cambiar la licencia de manera rápida. Dotan Horovits, evangelista de código abierto en la Cloud Native Computing Foundation (CNCF), también mencionó que los problemas suelen surgir cuando un proyecto de un solo proveedor decide hacer cambios basados en sus propias necesidades comerciales. Se preguntó si el código abierto propiedad de un proveedor es un oxímoron, señalando que esta cuestión es más relevante que nunca en 2025.
Estos debates seguirán siendo importantes, ya que el código abierto se ha convertido en un punto focal en el ámbito de la inteligencia artificial. DeepSeek de China llegó con gran impacto gracias al bombo del código abierto, y aunque las licencias MIT de los modelos son reconocidas como código abierto, hay vacíos en torno a los datos de entrenamiento y otros componentes. Por eso, investigadores de Hugging Face intentan crear una versión aún “más abierta” del modelo de razonamiento de DeepSeek. Meta, por su parte, ha promocionado sus modelos de lenguaje Llama como de código abierto, aunque muchos consideran que no lo son del todo, ya que tienen restricciones comerciales.
Emily Omier, consultora de negocios de código abierto, comentó que los intentos de “corromper” el significado de “código abierto” son un testimonio de su poder inherente. Mencionó que esto demuestra lo fuerte que es la marca de código abierto, ya que la gente se preocupa por ello. Sin embargo, gran parte de esto puede deberse a razones regulatorias. La Ley de IA de la UE tiene una excepción especial para sistemas de IA “libres y de código abierto”. Villa añadió que esto explica por qué una empresa podría querer reescribir las reglas sobre lo que realmente significa “código abierto”.
Si bien hay argumentos claros para aplicar criterios adicionales que incorporen el “espíritu” del código abierto, tener parámetros claros, como los definidos por una licencia, simplifica las cosas y las hace menos susceptibles a la subjetividad. ¿Cuánto compromiso de la comunidad sería necesario para que algo sea verdaderamente “código abierto”? A nivel práctico y legal, limitar la definición a la licencia tiene sentido. Stefano Maffulli, director ejecutivo de la OSI, comentó que aunque algunas organizaciones se inclinan hacia ideas de “diseño abierto, comunidad y desarrollo”, estos son conceptos fundamentalmente filosóficos. “El objetivo de tener definiciones es tener criterios que se puedan evaluar, y centrarse en las licencias es cómo se logra eso”, dijo Maffulli. La comunidad global y la industria han llegado a confiar en la Definición de Código Abierto y ahora en la Definición de IA de Código Abierto como medidas objetivas en las que pueden confiar.