El CEO de Nvidia, Jensen Huang, ha mencionado que los “computadores cuánticos muy útiles” probablemente estén a unos 20 años de distancia. Sin embargo, su empresa está invirtiendo en este campo a través de asociaciones y colaboraciones. Una de las empresas con las que Nvidia colabora en el desarrollo cuántico, SEEQC, ha recaudado 30 millones de dólares en financiación, liderada por Booz Allen Ventures y la firma de capital de riesgo japonés-europeo NordicNinja, con la participación de nuevos inversores como SIP Capital y algunos inversores existentes.
John Levy, CEO de SEEQC, explicó que esta financiación es una combinación de fortalecimiento financiero, geográfico y estratégico. SEEQC se encuentra en una nueva categoría de startups que buscan cómo aprovechar la computación clásica para gestionar procesadores cuánticos. Esto es fundamental para manejar un gran número de qubits, que son las unidades básicas de la computación cuántica, y hacer que el hardware sea compatible con las necesidades de los centros de datos y empresas.
SEEQC, cuyo nombre significa “computación cuántica escalable y eficiente en energía”, cree que la clave para reducir la complejidad del hardware cuántico actual es tener chips que puedan realizar todas las funciones esenciales de un computador cuántico. Esto permitiría controlar muchos qubits con un solo cable, algo que SEEQC considera necesario. Los prototipos actuales a menudo son voluminosos, similar a como eran las computadoras en los primeros días de la informática.
Levy elogió el anuncio de Google sobre las capacidades de corrección de errores de su chip cuántico Willow, pero también notó la cantidad de cables involucrados. “Necesitamos ver esos tipos de anuncios, pero también necesitamos resolver problemas de cableado, velocidad, latencia y costo, que son esenciales para construir sistemas a gran escala. Si no lo hacemos, no podremos escalar centros de datos cuánticos de nivel empresarial”, dijo Levy.
El rápido avance de la inteligencia artificial ha resaltado la necesidad crítica de centros de datos más eficientes en energía, algo que la computación cuántica podría hacer posible, además de desbloquear nuevas aplicaciones, como acelerar el desarrollo de nuevos materiales y fármacos. Esto explica por qué la empresa química alemana BASF se unió recientemente al proyecto QuPharma, liderado por SEEQC y apoyado por el Reino Unido, para explorar cómo la computación cuántica puede acelerar el descubrimiento de medicamentos, en colaboración con Merck.
Levy señaló que estas empresas saben que la computación cuántica será central para su negocio. También es relevante que el brazo de capital de riesgo corporativo de Merck, M Ventures, invirtió en SEEQC en 2020, seguido de otros inversores como EQT Ventures y LG Technology Ventures, lo que llevó la financiación total de SEEQC a 22.4 millones de dólares antes de esta última ronda. Esto se suma a la asociación de SEEQC con Nvidia, anunciada en 2023, que busca construir un enlace “todo digital y de ultra baja latencia entre computadoras cuánticas y GPUs”, compatible con todas las tecnologías de computación cuántica.
La nueva financiación ayudará a la startup a acelerar el lanzamiento comercial de sus chips y mejorar sus capacidades. SEEQC ya ha avanzado más de lo que se podría esperar de una startup creada en 2019, en gran parte porque es una escisión de la empresa de chips Hypres, fundada por ex-empleados de la división de electrónica superconductora de IBM. Levy mencionó que comenzaron con una tecnología madura y un equipo central que había construido sistemas superconductores completos, principalmente para usuarios del gobierno de EE. UU.
Desde entonces, la empresa ha triplicado el tamaño de su equipo, que tiene parte de su base en Londres y Nápoles, pero principalmente en Elmsford, Nueva York, donde planea expandir su fábrica de chips. A pesar de las promesas de la computación cuántica, esto también responde a la creciente demanda de una cadena de suministro de chips que sea resistente a tensiones geopolíticas, especialmente las relacionadas con China. Diferentes empresas están abordando este problema desde distintos ángulos, como la fotónica, chips basados en silicio y qubits de iones atrapados. Queda por ver qué enfoques prevalecerán, pero Levy está convencido de que es clave pensar más allá de los qubits. “Necesitamos una arquitectura de sistema general que nos lleve a donde necesitamos llegar, y los chips estarán en el centro de eso”.