OpenAI presentó Sora, un modelo de inteligencia artificial capaz de crear videos a partir de descripciones de texto. Al principio, parecía que este modelo podría generar una gran variedad de películas, y OpenAI insinuó que pronto estaría disponible para el público. Sin embargo, meses después, solo los cineastas profesionales que colaboran con OpenAI tienen acceso real a esta herramienta. Lo mismo ocurre con otros generadores de video de IA muy promocionados, como Movie Gen de Meta y Veo de Google.
Desde la presentación de Sora, han surgido otros generadores de video de IA, pero muchos se sienten frustrados al no poder probar estas herramientas. Existen varias razones por las que OpenAI y otros modelos de creación de video de IA aún no están disponibles para el público general.
Una de las razones es que las demostraciones de estos modelos pueden no ser representativas de su rendimiento real. A menudo, los avances tecnológicos se presentan de manera espectacular, pero la realidad puede ser diferente. Por ejemplo, si se pide a Sora que genere un “atardecer sereno sobre un lago”, puede que no siempre produzca el resultado esperado. Si la mayoría de los clips generados no cumplen con las expectativas, OpenAI podría estar siendo cauteloso al no liberar Sora al público.
Además, hay consideraciones éticas y legales. Las empresas que desarrollan herramientas de IA suelen enfatizar su compromiso con la ética, pero la creación de videos plantea desafíos adicionales. Por ejemplo, hacer videos de personas sin su consentimiento o usar personajes con derechos de autor puede llevar a problemas legales. Al trabajar solo con cineastas profesionales, las empresas pueden controlar mejor el uso de la tecnología y evitar infracciones.
Otro factor es el retorno de inversión. Las empresas detrás de estas tecnologías quieren saber cómo y cuándo podrán obtener beneficios. Crear un generador de video de IA que sea rentable es el objetivo, y permitir que cualquier persona experimente con la herramienta podría resultar costoso. La infraestructura necesaria para operar estos modelos es considerable, y limitar el acceso a profesionales aprobados permite a las empresas tener un mayor control.
OpenAI probablemente está explorando formas de monetizar el acceso a Sora para cineastas independientes y pequeñas empresas de marketing. Sin embargo, hasta que estas herramientas sean tan accesibles como las versiones premium de otros chatbots de IA, solo aquellos con grandes presupuestos en la industria del cine podrán acceder a Sora y sus modelos relacionados. Por ahora, el público sigue siendo un espectador.