La ciencia ficción nos prometió mayordomos robots, pero en lugar de eso, estos robots se ven a sí mismos como artistas. Y no los culpamos: el 7 de noviembre, una pintura del matemático Alan Turing, creada por un robot llamado Ai-Da, se vendió en una subasta por la impresionante suma de 1,084,000 dólares (alrededor de 865,000 libras). Este estilo de vida es más atractivo que tener que correr por un curso de asalto de Boston Dynamics.
La casa de subastas Sotheby’s afirmó que Ai-Da es “el primer robot humanoide artista que ha vendido una obra en una subasta”. También es probable que haya establecido un récord en quejas en línea sobre una pintura, lo cual es comprensible: después de todo, ¿no deberían los robots encargarse de limpiar y preparar el té, mientras nosotros nos dedicamos a pintar?
El robot Ai-Da utiliza una combinación de cámaras en sus ojos, algoritmos de inteligencia artificial y un brazo robótico para crear sus obras. Su creador, Aidan Meller, un galerista y veterano del mundo del arte, no cree que el arte deba ser exclusivo de los humanos. “La existencia de Ai-Da es bastante controvertida para el mundo del arte”, comentó Meller. La reacción a la pintura ‘A.I. God’ también ha sido controvertida para los artistas aficionados.
Meller ve a Ai-Da como la sucesora natural de los disruptores artísticos del pasado. “La historia está llena de artistas a los que la sociedad llamó ‘no artistas’. Desde Picasso hasta Matisse, todos desafiaron la idea de lo que era el arte en su tiempo”, explicó. “Duchamp desafió la idea de lo que el arte podría ser al colocar un urinario en una galería de arte, cambiando el futuro del arte. El robot Ai-Da desafía la idea de lo que puede ser un artista, creando arte utilizando tecnología de IA”.
La creación de arte por parte de Ai-Da es una colaboración entre IA, robots y humanos. “Tuvimos una discusión con Ai-Da sobre lo que podría pintar en relación con el concepto de ‘IA para el bien’, y ella eligió a Alan Turing”, explicó Meller. Ai-Da pintó 15 imágenes de Turing y luego seleccionó tres para combinarlas en ‘A.I. God’.
El proceso de creación de Ai-Da es más parecido al de la ‘Fábrica’ de Warhol que a una obra maestra de Da Vinci. Meller no se alinea con los escépticos de la IA, afirmando que la respuesta a la pintura en la subasta muestra que la gente entiende la importancia y el poder de la IA en el mundo actual. “La subasta muestra que la IA está en ascenso y cambiará enormemente la sociedad”, añadió.
El precio récord de la pintura sugiere que algo ha cambiado en la colección de arte. “Creo que también significa que el mundo del arte está comenzando a aceptar que el arte generado por IA ha llegado para quedarse”, comentó Meller. Sin embargo, la aceptación de la IA en el arte sigue siendo un tema debatido.
Ai-Da no es nueva; su historia comenzó en 2019, pero el rápido desarrollo de modelos de IA ha transformado sus habilidades. Meller considera que el valor de Ai-Da radica en su capacidad para estimular el diálogo sobre tecnologías emergentes. “El arte contemporáneo tiene como propósito hacer preguntas sobre nuestro tiempo y desafiar el status quo”, dijo.
El debate sobre Ai-Da gira en torno a si hay algo único en el arte humano. Para muchos, el arte es una comunicación entre humanos, lo que hace que el arte generado por IA parezca vacío. Sin embargo, Meller ve el enfoque de Ai-Da como un desarrollo de cómo los humanos utilizan la tecnología.
La historia del arte ha enfrentado desafíos similares antes, como con la invención de la fotografía en el siglo XIX. La fotografía y el arte aprendieron a coexistir y desarrollar una relación simbiótica. ¿Harán lo mismo el arte impulsado por IA y los artistas humanos? La historia sugiere que sí. El arte impulsado por IA ha llegado para quedarse, y aunque eventualmente podríamos tener mayordomos robots, será valioso interactuar con sus primos artísticos en el camino.