Es posible que no conozcas al Dr. Ben Goertzel, CEO de la Alianza de Superinteligencia Artificial (ASI) y fundador de SingularityNET, la primera plataforma de IA descentralizada del mundo. Su misión es acelerar nuestro avance hacia un momento en la historia conocido como la singularidad, cuando la inteligencia artificial (IA) se vuelve tan inteligente que supera la inteligencia humana y entra en un ciclo de mejora continua, dando lugar a una superinteligencia ilimitada.
El término AGI (Inteligencia General Artificial) fue creado por Goertzel y otros como Shane Legg y Peter Voss, cuando pensaban en un título para un libro que Goertzel estaba editando. Este libro, titulado “Inteligencia General Artificial”, se publicó en 2005 y en 2006 Goertzel lanzó la serie de conferencias AGI. Aunque el término ya había sido utilizado por el físico Mark Gubrud en 1997, fue Goertzel quien lo popularizó.
Sam Altman, de OpenAI, predice que los humanos crearán superinteligencia, o AGI, en “unos pocos miles de días”, y Goertzel comparte esa ambición. “Personalmente creo que alcanzaremos AGI a nivel humano en tres a cinco años, similar a lo que dice Ray Kurzweil, quien lo fijó para 2029″, comentó Goertzel en una videollamada desde Seattle. “No diría que es imposible lograr un avance en uno o dos años, pero no es lo que siento personalmente, aunque las cosas están avanzando rápido”.
Una vez que se logre AGI a nivel humano, las cosas pueden avanzar rápidamente, tanto de manera positiva como negativa. Goertzel menciona que, aunque no cree que una superinteligencia quiera eliminar a los humanos, sí podría ser indiferente hacia nosotros, de la misma manera que a veces lo somos con los animales y las plantas.
Sin embargo, Goertzel también ve motivos para el optimismo. “No veo por qué eso sea abrumadoramente probable, ya que estamos construyendo estos sistemas con el objetivo de que nos ayuden y se asemejen a nosotros”, dice. La mejor manera de abordar los peligros es dirigir las AGI hacia ser seres compasivos y útiles.
Goertzel tiene dos grandes proyectos de AGI interconectados. Uno de ellos es OpenCog Hyperone, que busca construir AGI con una arquitectura cognitiva razonable, donde el agente tenga conciencia de sí mismo y de los humanos, y busque lograr objetivos de manera holística.
En cuanto a los robots que ha creado Hanson Robotics, como Sophia y Desdemona, Goertzel destaca que, aunque los chatbots como ChatGPT han avanzado, no son agentes encarnados. “ChatGPT no sabe quién es ni quién eres tú, y no intenta crear un vínculo contigo”, explica. “El objetivo de la IA detrás de estos robots era comenzar desde una relación emocional o social rica con la persona”.
SingularityNET es una plataforma diseñada para ejecutar sistemas de IA descentralizados en diferentes computadoras alrededor del mundo, sin un propietario central. Goertzel considera que esto es crucial para desarrollar una AGI ética. “Si la IA es controlada por una sola parte, es malo, porque esa parte tendrá intereses limitados que canalizarán la mente de la AGI de una manera que no beneficiará a toda la humanidad”, afirma.
Además, SingularityNET está ofreciendo más de un millón de dólares en subvenciones para desarrolladores de AGI beneficiosa, pero deben postularse antes del 1 de diciembre de 2024.
Goertzel también menciona que la AGI podría traer beneficios significativos para la humanidad, como el fin del envejecimiento y la muerte, curando enfermedades y permitiendo a las personas mantener su juventud. También sugiere que la AGI podría ayudar a resolver problemas ambientales y de generación de energía de manera más eficiente.
Aunque hay muchas posibilidades emocionantes, Goertzel reconoce que aún hay mucho que no sabemos. “Podríamos poner la AGI en satélites en el espacio, usando energía solar y recursos de la luna y asteroides”, propone. “Una vez que tengamos algo que sea varias veces más inteligente que los humanos, no estará limitado por nuestras restricciones”.
Al final de la conversación, queda la incertidumbre sobre si la AGI será una fuerza para el bien o para el mal, pero es reconfortante saber que hay personas como Ben Goertzel que abogan por una AGI ética y compasiva en el futuro que se avecina.