Recientemente, el Reino Unido ha perdido su lugar entre los 50 superordenadores más potentes del mundo, según datos del proyecto Top500. Este proyecto clasifica los 500 sistemas informáticos más poderosos a nivel global. Actualmente, el superordenador nacional del país, Archer2, se encuentra en el puesto 62, bajando del 49 en junio y del 38 en noviembre pasado. Se espera que Archer2 llegue al final de su vida útil en 2026.
Esta caída en el ranking se produce poco después de que el nuevo gobierno laborista decidiera cancelar los planes de la administración anterior de invertir 800 millones de libras (alrededor de 1,000 millones de dólares) en un nuevo superordenador “exascale” en la Universidad de Edimburgo. El profesor Mark Parsons, que trabaja en el centro de supercomputación EPCC de la universidad desde 1994, advirtió que sería un “desastre” si el Reino Unido no reconsidera su inversión en supercomputación. En una entrevista con el Financial Times, dijo: “No podemos ser un país del tamaño de Gran Bretaña sin un superordenador. Esto bloquearía el avance de la ciencia y la innovación en el Reino Unido”.