Es difícil saber dónde enfocar la atención al hablar con Christoph Kohstall. Su garaje en Palo Alto está lleno de componentes eléctricos que parpadean. A su derecha hay una torre de piezas electrónicas y a su izquierda, un banco de trabajo con herramientas de mecanizado. En el techo, se puede ver un sistema de pórtico, usado para estabilizar robots durante las pruebas. Al fondo, apenas se asoma la cabeza de un robot mientras Kohstall se conecta a la reunión. Le pregunto si este sistema se utiliza para probar su robot bípedo y me confirma que sí, aunque ahora están trabajando en un sistema menos convencional: un perchero de $80.
Al mirar el espacio caótico de Kind Humanoid, se puede notar que, aunque la escena de computación casera en Silicon Valley ha cambiado, no está muerta. Los videos de la startup de robótica tienen un encanto similar. Los primeros prototipos de su robot, llamado Mona, parecen ensamblados de manera improvisada, como un accesorio de una película de los 80 sobre niños construyendo un robot para una feria de ciencias.
Kohstall tiene un historial en Silicon Valley que podría parecer contradictorio con el desorden de su garaje, incluyendo un año trabajando en robótica en el equipo de Google Brain. Recientemente, el equipo de tres personas de Kind Humanoid recibió el apoyo del diseñador Yves Béhar, quien visitó el garaje de Kohstall a finales de 2022. Béhar se sintió fascinado al ver cómo los robots emergen de un pequeño laboratorio, con partes impresas en 3D y motores ensamblados.
Este mes, Kind mostró los diseños de Béhar para un robot humanoide, que tiene un aspecto extraño y divertido. El robot está cubierto de un blanco suave y tiene bordes redondeados. Sus manos son una analogía a las humanas, pero sus pies son más parecidos a pezuñas. En la parte superior, tiene una cabeza en forma de diamante y una pantalla que muestra un cielo nublado, lo que le da un toque surrealista.
El equipo decidió no hacer un robot que se parezca demasiado a un humano para evitar el “efecto valle inquietante”. Además, su diseño contrasta con el estilo más rígido de otros fabricantes. Kind Humanoid imagina a Mona como un cuidador en el hogar, mientras que otros fabricantes se enfocan primero en el ámbito industrial. Kohstall explica que no quieren competir en el mercado industrial, que ya está saturado. En cambio, ven una gran oportunidad en el cuidado de personas mayores que desean mantener su independencia.
El envejecimiento en el hogar es un mercado poco explorado para la robótica avanzada, ya que la mayoría de los trabajos comerciales se centran en llevar humanoides a fábricas y almacenes. Aunque parece un objetivo lejano, Kohstall se muestra indiferente a la recaudación de fondos, lo que es inusual en Silicon Valley. “Nuestro equipo se enfoca en la innovación”, dice, “y eso no se resuelve solo con dinero. Requiere experimentación y eficiencia”.
Kind está trabajando en la construcción de una docena de robots Mona para pruebas de campo a principios del próximo año. Kohstall menciona que los robots que aparecen en sus videos son el primer prototipo y que están pintando piezas en el exterior para alinearlas más con el diseño de Béhar. “La mayoría de las piezas son moldeables por inyección”, explica, “así que se pueden fabricar en masa y de manera económica”.