Las empresas están enfrentando un panorama tecnológico en constante cambio, lo que ha llevado a que la dinámica laboral y el diseño organizacional se conviertan en temas importantes. La inteligencia artificial (IA) está transformando la forma en que se hacen los negocios, y muchas empresas están invirtiendo en tecnología, aunque no siempre tienen claro su impacto. Según una investigación de Orgvue, el 82% de las organizaciones ya ha invertido en IA y el 33% planea aumentar su inversión en más del 50% el próximo año.
Este impulso se debe en gran parte al miedo de quedarse atrás, ya que las empresas quieren ser vistas como innovadoras y competitivas. Sin embargo, apresurarse a adoptar la IA puede llevar a errores, especialmente si se invierte sin entender cómo implementar la tecnología de manera efectiva.
La IA no solo automatiza tareas, sino que también puede redefinir roles laborales, optimizar procesos y mejorar la toma de decisiones. Para aprovechar al máximo la IA, las organizaciones deben mapear y reestructurar sus procesos comerciales para integrar la nueva tecnología. Identificando tareas que se pueden automatizar y las tecnologías adecuadas para ello, las empresas pueden evitar implementaciones ineficaces.
A pesar de que el 69% de las organizaciones confía en que la IA estará integrada en sus operaciones principales para 2025, el 39% admite que carece de la experiencia organizacional necesaria para lograrlo. Además, la desconfianza de los empleados (36%) y la falta de regulación (33%) también dificultan la adopción efectiva de la IA. Es fundamental adoptar un enfoque claro y basado en datos para diferenciar las verdaderas capacidades de la IA de las herramientas convencionales que se presentan como IA.
La clave para una implementación exitosa de la IA radica en la planificación estratégica y la toma de decisiones basadas en datos. Las organizaciones que sobresalen en la transformación laboral son aquellas que revisan y ajustan continuamente su estrategia comercial en función de datos e información. Esto les permite anticipar desafíos, mitigar riesgos y desbloquear nuevas oportunidades de crecimiento e innovación.
El fenómeno conocido como “AI washing”, que consiste en exagerar las capacidades de las tecnologías de IA, suele ser impulsado por el miedo de las organizaciones a quedarse atrás de sus competidores. Esta práctica puede llevar a adoptar soluciones inadecuadas, lo que a su vez retrasa la transformación laboral. Las empresas que caen en este ciclo suelen ver un bajo retorno de inversión y desperdicio de recursos.
Para evitar esto, las empresas deben priorizar el diseño organizacional para entender cómo aplicar correctamente las tecnologías de IA. Un proceso simple puede incluir:
1. **Analizar**: recopilar y examinar datos sobre la fuerza laboral y la estructura organizativa actual.
2. **Diseñar**: modelar diferentes escenarios organizacionales y probar diseños.
3. **Planificar**: aplicar los conocimientos obtenidos a la planificación de la fuerza laboral para alinearse con los objetivos comerciales.
4. **Monitorear**: seguir el rendimiento organizacional y ajustar según sea necesario.
Comprender la fuerza laboral es fundamental para maximizar las inversiones en IA. Un buen punto de partida es analizar la demanda y oferta de la fuerza laboral, utilizando esta información para identificar dónde la IA puede cerrar brechas y automatizar tareas de bajo valor. Este proceso puede ser más complejo de lo que muchas empresas piensan, pero un enfoque basado en datos y una buena planificación permitirán tomar decisiones más informadas y lograr una implementación más rápida con un mayor retorno de inversión.